525 CLIMA. CONTAMINACIÓN ATMOSFÉRICA, CUMBRES DEL CLIMA


CONTAMINACIÓN ATMOSFÉRICA

Se restringió el tráfico de coches privados, el 70 % de los vehículos públicos dejaron de circular, se frenaron las obras, se paró la producción de las fábricas más contaminantes que rodean la ciudad. ¿Resultado? Desaparición de esa niebla eterna que flota sobre las cabezas de los pekineses
Ai Weiwei

CALENTAMIENTO GLOBAL

CAUSAS

Para algunos, la cuestión de fondo reside en los insostenibles niveles de consumo que acarrea un estilo de vida que se generaliza conforme los países se desarrollan.Es fundamental que los países desarrollados reduzcan el consumo material”

El incremento de los gases de efecto invernadero está ligado al crecimiento económico,
Hervé Kempf,  Cómo los ricos destruyen el planeta,

"Sequías, los huracanes y la mala calidad del aire”. La atmósfera y los océanos se han calentado, las cantidades de nieve y hielo han disminuido, los niveles del mar han crecido, y las concentraciones de gases de efecto invernadero han crecido.


La cantidad de gases de efecto invernadero enviados a la atmósfera alcanzó un nuevo máximo histórico en 2013. Así lo reveló a principios de septiembre la Organización Meteorológica Mundial. El dióxido de carbono ha aumentado su concentración a un ritmo que no se observaba desde hace casi treinta años.

La atmósfera y los océanos se han calentado, las cantidades de nieve y hielo han disminuido, los niveles del mar han crecido, y las concentraciones de gases de efecto invernadero han crecido. 

Los niveles de nieve y hielo descienden. La temperatura de los océanos y de la atmósfera sigue subiendo. El nivel del mar se eleva. El cambio climático ya es una realidad, altera las estaciones, los ciclos de la naturaleza; favorece los fenómenos meteorológicos extremos.


Si no se hace nada, si no se recortan emisiones, las temperaturas podrían subir hasta en 4,8 grados, con lo cual el volumen de los glaciares se reduciría en un 85 % y el nivel del mar podría subir hasta 0,82 metros, afectando gravemente al equilibrio de los ecosistemas. Si se toman las medidas de mitigación y se consiguen emisiones nulas a finales de este siglo, se podría limitar el aumento de la temperatura a dos grados.

Los científicos tienen cada vez más claro —al 95%— que el hombre es el principal actor del cambio climático y advierten de que los daños causados hasta ahora por las emisiones —subida del nivel del mar, acidificación de los mares o el derretimiento de los glaciares— se mantendrán durante siglos si los Gobiernos no se conciencian de que el calentamiento es real y muy grave, aunque se haya suavizado en los últimos años, y toman ya medidas drásticas para combatirlo. Aunque lo enfrentaran con firmeza, ya hay efectos con los que conviviremos al menos 1.000 años. Dependiendo del escenario, entre el 15% y el 40% del CO2 emitido puede quedarse ya en la atmósfera. Según sus previsiones, el nivel del mar podría subir entre 26 y 82 centímetros y la temperatura aumentar hasta 4,8 grados a finales de siglo.

Con una probabilidad de al menos el 95%, que las actividades humanas sean la causa predominante del calentamiento global en el siglo XX.

Cada una de las últimas tres décadas ha sido sucesivamente más cálida —y las olas de calor serán más frecuentes y duraderas con una probabilidad del 90% —, la superficie de la tierra ha estado mucho más caliente que cualquier década precedente a 1850. Entre 1880 y 2012, el aumento estimado de la temperatura ha sido de 0,85 grados. Los científicos creen “probable” que suba a finales de siglo al menos 1,5 grados con respecto a la era preindustrial, aunque los escenarios más pesimistas elevan el aumento a 4,8 grados.




Para evitarlo  recomendar comenzar “lo más rápido posible” una senda hacia la energía renovable, proteger los bosques, los océanos y los recursos hídricos de los que depende la economía.

El Grupo Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), creado por Naciones Unidas, ha avanzado  las principales conclusiones de su último informe,
Fuente: Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. / EL PAÍS

España es la zona europea que más lluvia perderá (un 20%) por el cambio climático, según un estudio oficial - La subida de temperatura medida desde 1970 duplica ya la media mundial. 

Precipitaciones invernales en el Mediterráneo

Precipitaciones invernales en el Mediterráneo.NOAA | 28-10-2011.

Las zonas marcadas en rojo y en naranja han experimentado inviernos especialmente secos desde 1971 a 2010, respecto a la media de 1902-2010.
Para identificar posibles causas de este incremento de las sequías invernales, los científicos han analizado los datos meteorológicos registrados y los modelos climáticos, intentando aislar el efecto de la variabilidad natural del clima, del patrón cíclico denominado Oscilación del Atlántico Norte y del cambio climático causado por el incremento de las emisiones de los gases de efecto invernadero a la atmósfera por las actividades humanas. Se han basado en datos que se remontan a 1902.
El cambio climático provocado por el incremento de las emisiones de gases de efecto invernadero explica aproximadamente la mitad el aumento de las sequías desde 1902 hasta 2010, concluyen los investigadores, puntualizando que también influyen, por tanto, otros procesos que no identifican.

RAFAEL MÉNDEZ - Madrid - 06/12/2009

- En la Atmosfera: El viento dispersa el dióxido de nitrógeno y la lluvia arrastra las partículas en suspensión, el hollín que sale de los tubos de escape y que acaba en los cursos de agua. Según los expertos, para que la lluvia tenga un efecto importante en la limpieza de partículasson necesarios más de 2 litros por metro cuadrado.

  • Uso del suelo y deforestación. El informe señala que “el ritmo al que se pierden los bosques, especialmente en los trópicos, sigue siendo alarmantemente elevado” y lo atribuye a que “el crecimiento económico ha tenido lugar a expensas de los recursos naturales y los ecosistemas; debido a los incentivos perjudiciales, es probable que solo la deforestación y la degradación de los bosques supongan un costo para la economía mundial, incluso, superior a las pérdidas derivadas de la crisis financiera de 2008”.
  • Agua dulce. El acceso al agua potable es una de las pocas buenas noticias. En 1990, la ONU fijó el reto de reducir a la mitad antes de 2015 el número de personas sin acceso al agua potable. El objetivo está a punto de ser conseguido (si no lo ha sido ya), pero el Pnuma señala que no se alcanza el del saneamiento, ya que aún hay 2.600 millones de personas sin acceso a la depuración de aguas. El 80% de la población vive en zonas amenazadas por la seguridad de suministro de agua.
  • Océanos. Las señales de degradación del mar no cesan. “El número de zonas costeras eutróficas (con proliferación de microorganismos por la contaminación) ha aumentado considerablemente desde 1990: al menos 415 zonas costeras han dado signos de una eutrofización grave y, de ellas, solo 13 se están recuperando”. Además de la contaminación, “la absorción excesiva de CO2 de la atmósfera está provocando la acidificación de los océanos, que se cierne como una gran amenaza para las comunidades de arrecifes de coral y los mariscos”.
  • Biodiversidad. El mundo vive la llamada “sexta extinción” de las especies, ya que la biodiversidad desaparece a un ritmo desconocido desde la desaparición de los dinosaurios. El Pnuma alerta de que “hasta dos tercios de las especies en algunos taxones están amenazadas de extinción; las poblaciones de especies están en declive, desde 1970, las poblaciones de vertebrados han disminuido en un 30%; y desde 1970 la conversión y la degradación han provocado una reducción del 20% en algunos de los hábitats naturales”. “El cambio climático”, añade, “tendrá repercusiones profundas en la biodiversidad”. El Pnuma cita un índice creado por WWF, el del Planeta Vivo, que analiza los cambios en el tamaño de 7.953 poblaciones de 2.544 especies de pájaros, mamíferos, anfibios, reptiles y peces de todo el planeta, que bajó un 20% entre 1970 y 2007 y recomienda aplicar “instrumentos de mercado para los servicios de los ecosistemas, incluidos pagos por servicios ecosistémicos”.


- La contaminación en la salud

Tras casi cuatro décadas de desarrollismo, la contaminación ya es el problema más grave de China porque mata cada año a 1,4 millones de personas y condena a las generaciones futuras. El último informe de la Agencia Europea de Medioambiente de 2015, cifró en 25.500 las muertes asociadas en un año a la contaminación en todo el continente debido solamente a partículas PM2,5; otras 5.900 por dióxido de nitrógeno y 1.800 por ozono.

El informe, en el que se han medido los niveles de ozono y de polvo atmosférico -una combinación de partículas sólidas y gotas líquidas que se encuentran en el aire, también conocida como partículas de materia- , se relacionan los niveles de contaminación con los casos de asma, bronquitis crónica o enfisema entre su población

Al menos 9 de cada 10 españoles respira aire que supera los niveles recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), según el informe anual sobre la calidad del aire en España en 2011 Si nos atenemos a los límites de contaminación que marca la legislación, el porcentaje de población afectado sería del 22%; es decir, unos 10,4 millones de ciudadanos.


La situación, a pesar de su gravedad, se ha mantenido en unos niveles estables en los últimos años, sobre todo por el efecto de la crisis. El principal agente contaminador del aire es el tráfico en las zonas metropolitanas, donde vive la mayor parte de la población. Según denuncian desde Ecologistas en Acción, las Administraciones no están adoptando las medidas necesarias para solucionar este serio problema de salud pública.


Para la valoración del número de españoles que respira aire contaminado se han tenido en cuenta cinco contaminantes reconocidos por los expertos que son los que más problemas de salud originaron en España durante 2011. Estos son las partículas en suspensión (PM10 y PM2,5), el ozono troposférico (O3), el dióxido de azufre (SO2) y el dióxido de nitrógeno (NO2).


Al igual que en los años siguientes a 2007, durante 2011 se registró una pequeña reducción de los niveles de contaminación con respecto a años precedentes, algo que –como viene apuntando esta organización ecologista– sigue ocurriendo más por razones coyunturales que por la aplicación de medidas planificadas y orientadas a mejorar la calidad del aire. Entre las causas de esta situación destacan la reducción de la movilidad originada por la crisis (el consumo de combustibles de automoción en 2011 fue un 14,8% inferior al de 2007, aunque se experimentó un repunte el año pasado), la disminución de la actividad industrial debido a la coyuntura económica y, por último, la evolución del parque automovilístico hacia vehículos más pequeños y eficientes (por tanto, menos contaminantes)


 La excesiva polución contribuye a agravar las enfermedades respiratorias y solo en el área barcelonesa incide en unas 3.500 muertes al año, advierten investigaciones de la UE. 

Bruselas publicó la semana pasada un informe en el que se señala a España como uno de los países más contaminados del continente y el único que infringe los niveles límite de tres de los cuatro contaminantes que controla la Comisión Europea.


 


Nube de contaminación sobre Madrid. / ULY MARTÍN

El mundo se enfrenta a un cambio de modelo energético
Reducir emisiones a cero de aquí a final de siglo significa renunciar a petróleo, gas y carbón progresivamente.

El aire que respiramos está compuesto por 78% de nitrógeno, 21% de oxígeno, 0.093% de argón y una porción de vapor de aire, cuando hablamos de contaminación del aire, nos referimos a la alteración de esta composición, producida por causas naturales o provocadas por el hombre, las primeras no se pueden evitar, pero las segundas, es nuestra obligación evitarlas. 

Las fuentes que provocan la contaminación del aire se clasifican en fijas que son toda instalación establecida en un sólo lugar que tenga como finalidad desarrollar operaciones y procesos industriales, comerciales y fuentes móviles, que son todo equipo o maquinaria no fijos, con motores de combustión y similares que con motivo de su operación generan emisiones contaminantes a la atmósfera.

El uso excesivo del automóvil provoca un alto grado de contaminación del aire y si le sumamos que muchos de ellos se encuentran en mal estado y despiden gran número de contaminantes que afectan directamente a la salud de los individuos, podremos darnos cuenta de lo mucho que podemos contribuir al medio ambiente.

El contaminante principal es el tráfico: la combustión de los vehículos genera partículas contaminantes que pueden llegar a afectar a la salud si penetran en los bronquios. Estas se acumulan en el suelo, pero el propio tráfico las levanta una y otra vez. Si llueve, el agua las arrastra y limpia las zonas urbanas. “Pero si no hay lluvia, se van acumulando y afectan al organismo con más gravedad”, fenómeno frecuente en los climas mediterráneos. Aquí la lluvia llega con cuentagotas. Por ejemplo en el invierno del año 2012, Barcelona sumó 44 días seguidos sin llover , los mismos que Málaga; Madrid registró 43 días sin precipitaciones y en León, por ejemplo, no llueve desde el 27 de enero. “Es como una enorme habitación por la que circulan coches y que lleva decenas de días sin ventilarse”. 

La industria y el transporte son las dos principales fuentes de contaminación del aire. Datos oficiales revelan que el transporte público de pasajeros, de carga y particulares, generan el 80 % del   total de los contaminantes a la atmósfera, el 3% lo representa la industria y el 10% restante el comercio y los servicios Se consumen 43 millones de litros de combustible al día el 10% del presupuesto oficial, se destina a el sector salud, referente a enfermedades cardiovasculares y respiratorias existen 3.5 millones de vehículos automotores que circulan diariamente en vialidades, carreteras y autopistas.


Los principales contaminantes que despiden los vehículos automotores y que afectan la salud de la población, son: el monóxido de carbono, que se forma debido a la combustión incompleta en los motores de los vehículos que usan gasolina. Los hidrocarburos, se forma por componentes de la gasolina y otros derivados del petróleo. Los óxidos de nitrógeno, son contaminantes que por si mismos no representan problema, pero al hacer contacto con la luz solar, produce compuestos tóxicos. El ozono, forma parte de la capa superior de la tierra, y ayuda a filtrar los rayos ultravioletas provenientes del sol, pero si se encuentra a nivel del suelo se convierte en un contaminante muy poderoso. El plomo, se origina a partir de lo combustibles, es usado como aditivo antidetonante para gasolina y las partículas, que pueden flotar o sedimentarse y se conocen como partículas suspendidas totales.

CONSECUENCIAS

ALTERNATIVAS


Atmósfera. El Pnuma señala que el Protocolo de Montreal ha logrado reducir la emisión de sustancias que dañaban la capa de ozono. Suscrito en la ciudad canadiense en 1997, es el ejemplo de cooperación internacional para superar un problema ambiental global. Tanto, que desde “1994 han mejorado en un 31% los indicadores relativos a las sustancias que agotan el ozono en latitudes medias y previsiblemente se han evitado unos 22 millones de casos de cataratas en personas nacidas entre 1985 y 2100 en Estados Unidos, sin contar otros países”.  Sin embargo, las conversaciones dentro de la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático siguen estancadas o, en el mejor de los casos, avanzan a un ritmo lentísimo. Así, el objetivo de limitar el calentamiento a dos grados centígrados (pactado en la cumbre de Copenhague en 2009) se aleja. Debido a la quema de combustibles fósiles iniciada con la revolución industrial, la concentración de CO2 en la atmósfera es la mayor en 850.000 años (ya roza las 400 partes por millón). Ese CO2 retiene parte del calor que emite la Tierra y calienta el planeta. El IPCC considera que para eso habría que limitar la concentración en 450 partes por millón. El Pnuma cree preciso eliminar subsidios perversos o  perjudiciales para el medio ambiente, especialmente a los combustibles fósiles; impuestos a las emisiones de carbono; incentivos forestales para la captura de carbono. Según la Agencia Internacional de la Energía, la subvención a energía fósil en el mundo es cinco veces mayor que la de renovables.

Los ciudadanos podemos con nuestro modo de vida provocar grandes cambios. En torno al 19% de las emisiones de gases contaminantes europeas son de origen doméstico, es decir, las generamos en nuestros hogares a diario

Transporte: En este sentido, las Administraciones y los ciudadanos podemos contribuir a reducir las emisiones locales y por tanto a mejorar nuestra salud y la de nuestro planeta, modificando nuestros hábitos de transporte, el uso de medios no motorizados como la bicicleta, y del transporte público, especialmente, aquel que funciona con electricidad como el metro, el tranvía o el tren. Otro remedio con gran potencial en los próximos años son los vehículos eléctricos, que no emiten ningún tipo de contaminantes locales.

Electricidad. Apagar las luces compensa casi siempre. La fuente de energía determinará la huella de carbono. Un hogar medio consume 3.500 Kilowatios/hora al año. Si se genera con energías renovables, como fotovoltaica o mini eólica, evidentemente las emisiones caen en picado y se podrían reducir hasta en un 80% según los expertos, , según los cálculos que ofrece el Centro Nacional de Educación Ambiental (CENEAM) a través de su programa Hogares Verdes.

Alimentos
. Conviene fijarse en qué comemos y sobre todo de dónde procede lo que nos llevamos a la boca. Un producto que ha viajado 3.000 kilómetros hasta llegar a la mesa ha generado muchas más emisiones en el transporte que un producto fresco y cultivado a la vuelta de la esquina. Además, cuanto más empaquetados estén los alimentos, más energía habrá sido necesaria para producirlos y más gases contaminantes se habrán emitido en el proceso. La huella de carbono de las legumbres o vegetales es mucho menor que la de la carne. “La alimentación es un componente fundamental en la huella de carbono y es a menudo la más olvidada
Agua. A menudo, el caudal de agua de los grifos de las casas es más potente de lo necesario. I

Además, la información juega un papel clave, la mayoría de las ciudades disponen de estaciones de control de la contaminación, que nos proporcionan información detallada sobre la calidad atmosférica. Es importante conocer los niveles y la magnitud de un problema como este, para poder afrontarlo con soluciones que tenemos diariamente a nuestro alcance, como modificar nuestros patrones de movilidad.



- LAS CUMBRES SOBRE EL CAMBIO CLIMÁTICO

El Protocolo de Kioto

No hay precedentes de un acuerdo internacional sobre medio ambiente de la importancia del Protocolo de Kioto. Un entramado de organizaciones, investigaciones y factores prioritarios fundamentan su actividad. Éstas son sus claves.

La Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (UNFCCC, en sus siglas inglesas) arrancó de la Cumbre de la Tierra celebrada en Río de Janeiro 1992, y entró en vigor en 1994. Son miembros de la misma 188 países, y en 1997 aprobaron en Kioto el Protocolo de la convención, que lleva el nombre de esa ciudad japonesa. En este texto los países se comprometen a estabilizar las emisiones de gases de efecto invernadero en un nivel que evite una interferencia peligrosa en el sistema climático terrestre.

El Protocolo de Kioto establece que los países desarrollados reduzcan en 2008-12 sus emisiones de efecto invernadero en un 5,2% como media respecto al nivel de 1990. Los países de la UE se comprometen a bajarlas un 8% (un reparto interno de la carga fija reducciones más significativas a varios países y consiente aumentarlas a algunos, como España en un 15%); Japón tiene que reducir un 7% y Estados Unidos un 6%. El Protocolo también determina tres mecanismos para ayudar a cumplir las obligaciones (el comercio de emisiones, y los proyectos conjuntos entre países desarrollados o entre éstos y los que están en vías de desarrollo).

La alerta sobre el efecto del aumento de la emisión de gases de efecto invernadero, generados masivamente a partir de la revolución industrial, procedió de la comunidad científica. El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPPC), un organismo de Naciones Unidas nacido a finales de los ochenta, aúna hoy a miles de especialistas de todo el mundo. Su misión es evaluar toda la investigación que se hace, ponderarla, analizar sus resultados y elaborar informes que presentan el estado del arte en esta disciplina científica.

De capital importancia son los informes específicos -resúmenes- para los responsables de las medidas políticas. El IPCC ha elaborado ya tres informes generales, y está preparando el cuarto.
El IPCC está organizado en tres grupos: el de investigación del clima, el de impactos y el que explora medidas para hacerlos frente.

 El primero advirtió del peligro del cambio climático y sus impactos.
El segundo, en 1996, concluyó que la influencia humana en el calentamiento global era discernible, aseveración que se consolidó en el tercer informe (2001), señalando que más de la mitad del cambio climático se debe a la acción humana frente al efecto de la variabilidad natural del clima. El aumento de la temperatura media de la Tierra entre 1,4 y 5,8 grados centígrados en cien años, la subida del nivel del mar, la alteración de patrones meteorológicos y el incremento del número y la intensidad de fenómenos extremos como sequías o inundaciones, son los rasgos destacados del clima del futuro. 

Tras declarar su rechazo al Protocolo de Kioto, Estados Unidos ha preparado un plan propio cuyo objetivo es reducir la intensidad de sus emisiones (un baremo que relaciona emisiones por unidades de producto interior bruto) en un 18% en 2012 respecto a 2000. Ese plan supone que sus emisiones reales habrán aumentado entre un 16% y un 26% respecto a 1990 según cifras oficiales, y más de un 30%, según estudios independientes. Además, el plan se completa con programas de investigación científica y tecnológica.

Ante el cambio climático es esencial tomar medidas para atenuarlo (básicamente reduciendo la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera). La otra línea imprescindible de actuación es la adaptación a sus efectos. Ésto afecta a prácticamente todos los países, pero sobre todo es primordial para las naciones en vías de desarrollo, que sufrirán los efectos más devastadores del problema y carecen de recursos para prepararse frente a ellos.

Si cuando arrancaron los trabajos del Protocolo de Kioto el debate internacional giraba en torno a la ciencia del clima y a los compromisos de contención de las emisiones, en los últimos años los temas del cambio climático entroncan directamente con el sistema energético mundial. Transformaciones estructurales en la producción energética, diversificación de combustibles, eficacia y tránsito del uso intenso de carbón y derivados del petróleo hacia energías renovables se incluyen en las medidas en marcha o en estudio. No se pierde de vista el aumento de las emisiones previsto para el futuro relacionado con el crecimiento del consumo energético en países en vías de desarrollo, sobre todo los  colosos chino e indio.
 ELPAIS.ES, 16/02/2005


Cumbre de Copenhage

Una vez más se abre la conferencia mundial sobre el cambio climático, esta vez en Copenhage y parece que con mayores dosis de concienciación que otras veces. 


Y finalizó la Cumbre de Copenhage sobre el cambio climático, con un "falso acuerdo de mínimos" y con la certeza de que se ha perdido un tiempo precioso para empezar a tomar medidas que puedan contribuir a paliar los efectos que la contaminación ejerce sobre el calentamiento global.


Los países más ricos e industrializados son también los que más contaminan. Pincha sobre la imagen para acceder a un gráfico sobre el tema:



CUMBRE RIO+20

Constata el informe previo a la cumbre de Río+20 que se celebrará en Brasil dos décadas después de la primera cumbre de la Tierra. De 90 objetivos solo hay avances significativos en cuatro.
Dos décadas de buenas palabras y de discursos a favor del medio ambiente no han evitado que los principales parámetros para medir la sostenibilidad de la actividad humana hayan empeorado. El objetivo de contener el calentamiento en dos grados para final de siglo se aleja; los océanos son cada vez más ácidos; la biodiversidad desaparece a un ritmo desconocido desde la extinción de los dinosaurios y la deforestación está alcanzando tales cotas que supondrá un coste para la economía mundial superior a las pérdidas derivadas de la crisis financiera de 2008. “Los cambios que actualmente se observan en el sistema Tierra no tienen precedentes en la historia de la Humanidad”, arranca el documento, en el que han colaborado unos 600 expertos: “Los esfuerzos por reducir su velocidad o su magnitud han dado resultados moderados pero no han conseguido revertir los cambios ambientales adversos”.

¿Cómo actuar después del Protocolo de Kioto, que expira a finales de 2012?

El nuevo acuerdo universal sobre cambio climático que debería aprobarse en París el próximo mes de diciembre 2015
 
 "Es urgente que esa negociación concrete nuevas medidas. Si la emisión de gases invernadero se detuviera hoy, sus efectos seguirían aumentando la temperatura unos veinte años", detalla Javier Martín-Vide, catedrático de Geografía Física de la Universidad de Barcelona y experto en cambio climático.

Este continuo aumento de emisión de gases invernadero deja el planeta ante un escenario incierto: los científicos consideran ya una quimera contener el calentamiento a menos de dos grados centígrados, umbral a partir del cual la ONU considera que el fenómeno provocará efectos irreversibles. ¿Cuáles? "Nadie lo sabe con exactitud, pero no serán positivos". 

Más allá del retroceso de los glaciares, el aumento de las inundaciones por el incremento del nivel del océano y la pérdida de biodiversidad, no puede preverse cómo reaccionará el planeta a un incremento notable y prolongado de la temperatura.


"Los sistemas naturales no son lineales: suelen sufrir cambios bruscos imprevisibles. Puede haber un  momento, no sabemos cuál, a partir del que los gases invernadero empiecen a generar efectos incontrolables e irreversibles.


De momento, la actividad humana ya está contribuyendo a aumentar el número de días con calores extremos, según un estudio de la ONU en el que participó Benito y que se publicó la semana pasada. "Hay un consenso global en que vamos en la dirección equivocada. Es importante que los Gobiernos acuerden otro tipo de políticas para evitar incertidumbres y riesgos", señala Benito.

Por ahora lo único claro es que el calentamiento global seguirá yendo a más si no se pactan nuevas medidas. En 2010, con el protocolo de Kioto aún en vigor, la emisión de gases invernadero aumentó el 1,4% respecto a 2009. Se trata del mayor incremento registrado en los últimos siete años debido, básicamente, al repunte de la actividad industrial tras la crisis económica global y al uso generalizado de combustibles fósiles como el petróleo y el carbón.

"Sabemos a qué se debe pero cambiar el modelo energético y económico es difícil y está siendo demasiado lento". Este modelo se caracteriza por la emisión de gases como el dióxido de carbono (CO2), principal sustancia que supone el 64% del efecto invernadero y precisamente el que sigue aumentando con más rapidez. En 2010, la presencia de CO2 se incrementó el 0,59% respecto el año anterior: 2,3 moléculas de gas por cada millón de moléculas de aire (ppm). Ello supone un ritmo aún mayor que el crecimiento medio de la última década (2 ppm por año) y muy superior a la media de los años noventa (1,5 ppm). Los otros gases considerados más nocivos, el metano y el dióxido de nitrógeno, también se incrementaron aunque con menor intensidad, respectivamente el 0,28% y el 0,25% en relación con 2009.


Durante las últimas reuniones antes de Durban, solo la UE se ha comprometido a adoptar nuevas políticas para contener el cambio climático. Los países más contaminantes, básicamente China y EE UU -el único de los grandes emisores de CO2 que no ratificó el protocolo de Kioto-, se han mostrado partidarias de priorizar la necesidad de crecimiento económico a políticas contra el calentamiento.


ELPAIS.ES, FERRAN BALSELLS - Barcelona - 22/11/2011


CUMBRE DE PARÍS: 
Acuerdo de París, 2015

En todo el mundo, la acción contra el cambio climático está cobrando impulso. Las ciudades, las empresas y los inversores, los líderes religiosos y los ciudadanos están actuando para reducir las emisiones y aumentar la resiliencia. Ahora recae en los gobiernos la responsabilidad de lograr en París un acuerdo significativo y vinculante, que establezca normas claras de conducta para fortalecer las ambiciones mundiales.

La Cumbre del Clima, que busca cerrar un acuerdo que sustituya el Protocolo de Kioto a partir de 2020. 147 países han establecido objetivos voluntarios de reducción de emisiones dentro del plazo previsto, y otros 13 lo han hecho después. A diferencia de Kioto, no hay objetivos obligatorios ni sanciones por incumplimiento, pero Francia, alineada con la UE y la ONU, pugna por que los objetivos sean vinculantes, algo a lo que EE UU, que no firmó el protocolo de Kioto, se resiste.

Se trata de un progreso significativo, pero aún no es suficiente. El reto ahora es ir mucho más lejos y más rápido para reducir las emisiones mundiales a fin de que podamos mantener el aumento de la temperatura mundial por debajo de 2 grados Celsius. Al mismo tiempo, debemos apoyar a los países para que se adapten a las consecuencias inevitables a las que ya nos enfrentamos.

Cada país ha propuesto reducir el CO2 en el porcentaje que ha querido para entre 2020 y 2030. 161 Estados —que cubren el 94% de las emisiones globales— lo han hecho ya. Pero los esfuerzos no son suficientes. "Hay una brecha de un grado". Si se proyectan esos compromisos la temperatura a final de siglo habrá subido tres grados.

Las economías emergentes son ahora las principales responsables del aumento de las emisiones, pero ni mucho menos del total de gases acumulados en la atmósfera, mucho más vinculados a la actividad de los países industrializados en las últimas décadas.

Algunos Gobiernos de países emergentes temen que se les exija demasiado en función de ese objetivo de dos grados y de lo que en el comunicado ha quedado como un pacto "dinámico", en alusión a la pretensión europea de que se revise cada cinco años si el recorte de emisiones es suficiente.

Todos los sectores". La ONU calcula que el 24% de los gases de efecto invernadero que el hombre expulsa a la atmósfera están relacionados con la agricultura, la deforestación y los cambios de usos del suelo. Cada año, se pierden 12 millones de hectáreas. Solo esta deforestación es culpable del 11% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.
las actividades pretroleras o las grandes infraestructuras.

Además de mitigación, en la cumbre también se discuten políticas de adaptación, es decir, medidas para que los países más vulnerables puedan prepararse para el cambio climático. Para ello, está prevista la creación del llamado Fondo Verde para el Clima, que a partir de 2020 cuente con 100.000 millones de dólares anuales.
 
Cuanto antes actuemos, mayores serán los beneficios para todos: una mayor estabilidad y seguridad; un mayor y más sostenible crecimiento económico; una mayor resilencia a las perturbaciones; un aire y un agua más limpios; una mejora de la salud.

El acuerdo de París, 13/12/2015: 

En 2020, cuando entraría en vigor el acuerdo de París.
Se trata del primer acuerdo climático universal. El protocolo de Kioto de 1997 no lo era, pues solo obligaba a 35 países que representaban el 11% de las emisiones globales, y Copenhague en 2009 quedó en un ensayo general con final desastroso. El texto aprobado ayer en París por las 196 Partes de la Convención de la ONU sobre el Cambio Climático representa el 95% de las emisiones globales y es jurídicamente vinculante

Objetivo general. 
Para lograr el objetivo de que el aumento de la temperatura media a finales de siglo se quede entre los 1,5 y 2 grados con respecto a los niveles preindustriales, se establece que todos los países deberán alcanzar un techo en sus emisiones de gases de efecto invernadero “lo antes posible”. Los países desarrollados deberán hacerlo los primeros. Los que no lo son tendrán más tiempo, aunque no se fija un año concreto. De lo que sí se habla es de que, en la segunda mitad de este siglo, se deberá llegar a un “equilibrio” entre las emisiones y la capacidad de absorber esos gases, principalmente el dióxido de carbono. Lo que vienen a decir los nuevos objetivos a largo plazo del Acuerdo de París es que se podrá seguir emitiendo gases de efecto invernadero siempre que estos puedan ser capturados y almacenados geológicamente, además de por el efecto “sumidero” que poseen los sistemas naturales.El texto, de hecho, hace un reconocimiento a los bosques como sumidero y a la obligatoriedad de preservarlos, con la ayuda internacional que ello requiera.

El acuerdo establece que las contribuciones se revisarán cada cinco

Contribuciones nacionales. El principal instrumento sobre el que se construye el acuerdo son las llamadas “contribuciones” nacionales. De momento, 187 de los 195 países que han negociado ya presentaron planes de reducción de sus emisiones. Cuando se analizan en conjunto las contribuciones ya puestas sobre la mesa y se extrapolan sus efectos hasta final de siglo, el resultado es que la temperatura media aumentaría cerca de tres grados.

Revisiones quinquenales. Dado que los compromisos actuales son insuficientes, el acuerdo establece que las contribuciones se revisarán cada cinco años al alza. El primer análisis se realizará en 2018 y la primera actualización en 2020, cuando entraría en vigor el acuerdo de París. A los países desarrollados se les exige que reduzcan sus emisiones en sus contribuciones nacionales. A los que no lo son, se les insta a que las limiten o las reduzcan en función de sus capacidades.

Control. Otro de los instrumentos clave del acuerdo es la creación de inventarios para poder hacer un buen seguimiento de los programas nacionales de reducción. Se perfilan tres categorías: los desarrollados, que deberán dar una completa información; los emergentes, que tendrán una menor exigencia; y los más pobres, que tendrán el nivel mínimo de obligaciones.

Fuerza legal. El acuerdo será vinculante. Pero no serán legalmente vinculantes los objetivos de reducción de emisiones de cada país. Esta salvedad se ha tenido que incluir para evitar que EE UU, el segundo mayor emisor mundial, no se quede fuera del pacto, ya que tendría problemas para ratificarlo en su país si se le imponen desde fuera metas concretas. Sin embargo, en el texto final se señala que cada país firmante “debería preparar, comunicar y mantener las contribuciones nacionales”. También “debería” poner en marcha “medidas domésticas” de mitigación para cumplir con los objetivos nacionales que se haya fijado en su contribución.

Ayuda financiera. Para que los países con menos recursos puedan adaptarse a los efectos del cambio climático y para que puedan reducir también sus emisiones se establece la obligación de que exista ayuda internacional. Los países desarrollados son los que deben movilizar los fondos. Otros Estados podrán aportar también, pero de forma “voluntaria”. El compromiso es lograr hasta 2025 que se movilicen 100.000 millones de dólares anuales, aunque se fija una revisión al alza para antes de ese año. El texto presentado consta de dos partes, el acuerdo y la decisión. La cifra de 100.000 millones se recoge en la decisión, que se puede revisar cada año. Además, en el documento se incluye la creación de un organismo internacional nuevo dedicado a las “pérdidas y daños”; es decir, para compensar a los Estados que se verán más afectados por las consecuencias del cambio climático. El desarrollo de este nuevo órgano quedará para más adelante.  Aborda  la noción de “justicia climática”, y en cada aspecto está reflejada la diferenciación entre países a la luz de las circunstancias nacionales. Los bosque, los estados insulares,  Latinoamérica , los países productores de combustibles fósiles, según el MAGRAMA, «consiguen el mecanismo de cooperación de perdidas y daños, un mecanismo para su diversificación económica y un paquete financiero para los países en desarrollo que contemple la lucha contra la pobreza y la protección de la producción alimentaria».

Este Acuerdo es, «un punto de no retorno histórico de movilización gubernamental sin precedentes». 

Además «se han puesto las bases para promover acciones no gubernamentales, de empresas, sociedad civil, así como de acciones adicionales de actores regionales y locales, a gran escala con las que hacer frente al cambio climático».

Asimismo el acuerdo reconoce la importancia de un estilo de vida y pautas de consumo sostenibles»

- En España está ocurriendo un cambio del paisaje, en cinco sitios, aunque solo representa el 1% del territorio dentro un panorama en el que el 30% del suelo nacional ya está degradado. La desertificación avanza, asociada a regadíos excesivos, en los nuevos olivares del Este de Andalucía, en los cultivos de La Mancha, donde se están secando el Júcar y varios ríos, y en el Valle del Ebro. También en la gran dehesa que va de Salamanca a Huelva, por culpa de las subvenciones comunitarias por cabeza de ganado, que han disparado la población vacuna. Pero el caso más grave con diferencia es cerca de donde viven las gacelas: la zona de mayor riesgo de desertificación en España son las 30.000 hectáreas de cultivo intensivo de El Ejido. Una explotación masiva está agotando los acuíferos y salinizando las tierras.

España carece de un plan nacional para mejorar la calidad del aire: el Gobierno del PP ha anunciado que revisará ahora a la baja la normativa que aprobó el PSOE y que tampoco contemplaba medidas de peso como restringir el acceso al tráfico en las grandes ciudades. Los Ayuntamientos, por su parte, tampoco han acordado medidas de calado y ni siquiera contemplan planes de emergencia para episodios puntuales de contaminación como el actual

-Cumbre del Clima  Madrid (COP25), 12/2019.

«Tiempo de actuar», dice el lema que Naciones Unidas ha elegido 
Casi 200 países que conforman el Acuerdo de París recrudezcan su lucha contra el cambio climático.


La Cumbre parte con dos objetivos: reducir a la mitad hasta 2030 las emisiones para limitar el calentamiento a 1,5 grados y lograr las cero emisiones en 2050, así como comprobar que los planes nacionales están alineados con esos objetivos.
  • La COP25 concluye con un llamamiento a aumentar la ambición climática en 2020 y cumplir el Acuerdo de París
  • No alcanza un acuerdo para regular los mercados de carbono y ordenar el comercio de los derechos de emisión en un sistema único para todo el mundo
 -«El éxito y los resultados que salgan de la COP25 no se medirán tanto en tratados internacionales nuevos –como el Acuerdo de París– sino en la convicción de la trasversalidad de la acción

- La UE lanza su plan verde para liderar la lucha contra la emergencia climática, una batería de medidas con el objetivo de alcanzar la neutralidad climática en 2050, el denominado Pacto Verde Europeo. La fórmula en torno a diez ejes el modo en que Administraciones, empresas y ciudadanos interactúan con el medio ambiente con el objetivo de  reducir a cero las emisiones netas de dióxido de carbono en 2050. El plan quiere dejar atrás un patrón de crecimiento económico considerado insostenible y caduco. Aportará al menos 100.000 millones a través del presupuesto comunitario, aportaciones de los Estados y préstamos del Banco Europeo de Inversiones. Para ello, junto a la drástica reducción de emisiones contaminantes, contempla medidas para favorecer las energías renovables, el coche eléctrico y el reciclaje, la mejora de la calidad del aire y del agua, la lucha contra la deforestación, la renovación de edificios poco eficientes o la disminución del uso de fertilizantes y pesticidas químicos. Propondrá alcanzar el 50%, e incluso el 55% de descenso de emisiones en 2030 respecto a 1990, un umbral más ambicioso que el 40% actual. A lo largo de 2020 desfilarán otras iniciativas: un plan para la energía eólica marina, un programa de renovación de inmuebles, una estrategia industrial, y una nueva legislación sobre baterías y economía circular.

-Señalar la dimensión social en la COP25 y que las personas deben estar en el centro de la respuesta a la crisis climática. En este sentido el acuerdo "Chile-Madrid Tiempo de actuar" recoge el "imperativo" de que la transición hacia un mundo libre de emisiones debe ser justo

-La COP25 es una reafirmación del valor del multilateralismo y de la cooperación internacional para resolver un desafío global como el cambio climático"


CMBRE DE ROMA-GLASGOW 2021



Falta de acuerdo y de consenco para la acción mundial contra el cambio climático. Surgen bloqueos
'en cuestiones climáticas son los mayores emisores del mundo (China, Estados Unidos e India) o son los mayores exportadores de energía marrón (Australia, Rusia o Arabia Saudí). China y Rusia han retrasado el objetivo de cero emisiones netas hasta 2060, y en el caso de la India incluso hasta 2070. Este plazo es mucho más amplio que el objetivo marcado para mediados de siglo, que es el considerado necesario para mantener el objetivo de un aumento del calentamiento global de sólo 1,5°C y no de 2°C, como ocurre actualmente. 



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Hoy ya son visibles muchas de sus consecuencias. Olas de calor cada vez más intensas y duraderas, con 2017 como el segundo año más cálido registrado; huracanes que se extienden más allá de septiembre o un ritmo de deshielo de la Antártida que se ha multiplicado por tres desde 2012.

PARA SABER MÁS, VER:

GEOGRAFIA-clima en TUS-CIENCIAS-SOCIALES-TEODOSIO
Especial SOS CAMBIO CLIMÁTICO
Protocolo de Kyoto
El deshielo del Ártico
ESPAÑA España se reseca
La LLuvia Ácida
El Efecto Invernadero
Contaminación atmosférica,
DOCUMENTOTexto íntegro del acuerdo de París (http://ep00.epimg.net/descargables))


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